- ¿Su pareja monitorea su tiempo y le hace rendir cuentas de cada minuto (cuando hace mandados, visita amigos, viaja al trabajo, etc.)?
- ¿Su pareja te llama, envía mensajes de texto o revisa constantemente?
- ¿Necesitas el permiso de tu pareja para hacer cosas?
- ¿Tu pareja te acusa de tener aventuras con otros o actúas sospechosamente de que lo eres?
- ¿Alguna vez tu pareja te desanima de tener amistades?
- ¿Tu pareja está celosa de tus otros amigos?
- ¿Alguna vez te has sentido aislado y solo, como si no hubiera nadie cerca en quien confiar?
- ¿Tu pareja es demasiado crítica con las cosas cotidianas, como tu cocina, ropa o apariencia?
- ¿Su pareja exige una cuenta estricta de cómo gasta su dinero?
- ¿El estado de ánimo de tu pareja cambia radicalmente, de muy tranquilo a muy enojado?
- ¿Tu pareja te insulta o te humilla?
- ¿Su pareja se enoja más fácilmente si bebe?
- ¿Tu pareja te presiona para tener relaciones sexuales más a menudo de lo que te gustaría?
- ¿Tu pareja te golpea con las manos, los pies o los objetos?
- ¿Alguna vez tu pareja te amenaza con un objeto o arma?
- ¿Alguna vez tu pareja ha amenazado con matarse a sí misma o a ti?
- ¿Su pareja alguna vez le da lesiones visibles (como ronchas, moretones, cortes y / o bultos)?
- ¿Tu pareja es alguna vez violenta con los niños?
- ¿Alguna vez su pareja arroja objetos o rompe cosas cuando está enojada?
- ¿Tu pareja te menosprecia frente a los demás?
- ¿Su pareja lastima a sus mascotas intencionalmente?
- ¿”Caminas sobre cáscaras de huevo” o sientes miedo a su alrededor?
Si responde afirmativamente a cualquiera de estas preguntas, es posible que desee considerar dejar esta relación. El abuso generalmente empeora con el tiempo, no mejora. Es importante recordar que la violencia doméstica cruza todas las fronteras económicas, sociales, de género, de edad y raciales… Nadie es inmune.
La violencia doméstica es el uso de un comportamiento abusivo, controlador y / o violento entre personas que están casadas, viven juntas o tienen una relación íntima continua o previa. Este comportamiento puede ser cualquier combinación de control físico, sexual, emocional o psicológico. Esto puede implicar el uso de amenazas de violencia para controlar el comportamiento de otra persona. La violencia doméstica puede comenzar con abuso verbal o mental, eventualmente escalando a abuso físico, que puede conducir a lesiones permanentes o incluso la muerte. Una vez que alguien ha sido golpeado, es probable que la frecuencia y la gravedad del abuso aumenten con el tiempo.
Los abusadores a menudo usan tácticas de poder y control sobre sus parejas, como la crítica, los juegos mentales, la culpa y el control económico. Esto puede resultar en una sensación de aislamiento, dependencia, baja autoestima y una sensación general de “locura”. Una persona puede sentirse atrapada en su situación por temor a futuros ataques, falta de apoyo familiar, poca comprensión de las personas que la rodean, recursos financieros limitados, pero al mismo tiempo puede querer que su relación funcione.
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